Primeros pobladores
El municipio de San Bartolomé de Tirajana, atesora una rica herencia de la cultura aborigen prehispánica de Gran Canaria, en más de 300 lugares de interés.
Se conservan los vestigios de necrópolis, poblados y santuarios de una cultura única, que se desarrolló en la isla hasta la conquista castellana de finales del siglo XV d.C.
No se conocen las fechas exactas ni las formas de la llegada de estos primeros pobladores de la isla, aunque por medio de las dataciones de C14 contribuyen a aproximarnos al marco cronológico de estas primeras poblaciones: las diferentes dataciones situan su comienzos en un momento próximo al cambio de era.
Por sus manifestaciones culturales, rasgos antropológicos e idioma de procedencia tamazigh está relacionada con la esfera cultural bereber, -amazigh- ; pero su cultura se desarrolló de forma autónoma, diferenciada de las demás islas Canarias aunque sobre un substrato común, a lo largo de casi quince siglos.
Fueron ocupando progresivamente todos los nichos ecológicos existentes en el territorio, desde la zona costera hasta las cumbres, con una densidad de población significativa, por lo menos en la época previa a la conquista castellana, lo que conllevó la creación de grandes poblados. Hábitats compuestos por elaboradas construcciones en piedra, cuevas naturales y artificiales, algunas decoradas con motivos grabados y pintados, y complejas edificaciones de uso común.
Su economía estaba basada en la agricultura, principalmente trigo y cebada, además de higos, lentejas y posiblemente habas; esto explica la gran cantidad de silos y graneros en los emplazamientos arqueológicos. La ganadería, de cabras, ovejas y cerdos con la pesca, el marisqueo y la recolección vegetal completaban su modelo de producción y dieta alimenticia.
La sociedad aborigen era desigual, con una casta dominante de nobles y una mayoría en condiciones casi serviles. Las prácticas funerarias con enterramientos en cuevas colectivas, las inhumaciones en túmulos, en fosas y cistas aportan datos sobre su evolución cultural y la progresiva organización social jerarquizada del grupo humano que la utilizó.
Su mundo mágico y religioso era politeísta, de gran complejidad, se refleja tanto en los numerosos lugares de culto, con manifestaciones rupestres, grabados y pinturas, como en el hallazgo de ídolos cerámicos en diferentes yacimientos arqueológicos de la isla. También queda memoria de sus fiestas y celebraciones colectivas. De especial importancia era su mundo funerario, con gran cantidad de espacios singulares, como túmulos, cistas y cuevas con “momias” tratadas y envueltas en pieles y juncos. Las últimas investigaciones arqueológicas en la cima de La Fortaleza (Santa Lucía de Tirajana), sitúan Umiaya (Humiaga), uno de los dos grandes lugares sagrados mencionado en las crónicas de la conquista donde invocaban y sacrificaban animales domésticos en sus prácticas rituales.
La cultura canaria contaba con capacidades productivas adaptadas al aprovechamiento de los recursos materiales disponibles y con usencia de metales. Destaca su producción alfarera, la única en Canarias con decoración polícroma y formas complejas. Además de una variada manufactura de útiles en madera y piedra, trabajaron la piel y elaboraron tejidos de palma y junco.
Esta compleja cultura sucumbió a la colonización castellana a finales del siglo XV, con la imposición de la lengua, la religión y la organización social y política. La población originaria fue mermada por las guerras, las enfermedades y las deportaciones, muchos supervivientes se mestizaron con los colonizadores.
Sin embargo algunos de sus rasgos perviven en la cultura canaria actual con topónimos y nombres propios, artesanías, fiestas, prácticas ganaderas y gastronomía. El topónimo Las Tirajanas designa una amplia comarca de la parte alta y SE de Gran Canaria, integrando los municipios de San Bartolomé y Santa Lucía de Tirajana, caracterizada por un territorio abrupto, con grandes depresiones y numerosos yacimientos arqueológicos. El topónimo se repite en la Caldera de Tirajana, Barranco de Tirajana, Pinar de Tirajana, Vista de Tirajana o Presa de Tirajana.
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El territorio de San Bartolomé de Tirajana fue teatro de destacados eventos en esa convulsa época. La victoria local contra los invasores normandos al servicio de Castilla, cerca del poblado de El Pajar, en el linde con el municipio de Mogán, que a principio del siglo XV garantizó a los canarios unos decenio más de independencia. Pedro Hernández Cabrón, almirante gaditano, sufrió una emboscada de canarios en la parte de Tirajana en la que perecieron veinte seis castellanos e hirieron a más de cien, entre ellos el propio navegante que recibió una pedrada en la cabeza. La última resistencia aborigen, liderada por el caudillo Bentejuí sucede en la fortaleza de Ansite, localizada probablemente en el macizo de Amurga, en el margen norte del municipio, en el año 1483.